Por Un señor de Toledo.- En la que hubiera sido una etapa más de una gran Vuelta de tres semanas, controlada por los equipos de los principales favoritos a la victoria de la general hasta la subida final, en la que en los últimos kilómetros se hubieran producido los ataques y desatado las hostilidades; saltó la sorpresa. En una etapa en la que la batalla en el puerto final tampoco hubiera sido potente y habría tenido pocas opciones de éxito, debido al perfil más o menos tendido de la última subida de la jornada; vimos una de las mayores batallas ciclistas de los últimos años. En un guion de una etapa que hubiera valido en el 99% de los casos, todo saltó por los aires.
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Una jornada más, un día menos de carrera y todo controlado por parte de los capos de la general esperando a jugársela en alguno de los finales que aún quedan por disputar, más exigentes que el de ayer… Este habría sido el desenlace de la etapa y lo sería si no fuera porque en la Vuelta Ciclista a España corre un ciclista en vías de extinción, un romántico de la vieja escuela, un hombre con la ambición por ganar, con el gen más competitivo y una voluntad inquebrantable por seguir luchando tenga las fuerzas que tenga… En la Vuelta a España corre ‘el indomable’, corre Alberto Contador.

En la ecuación perfectamente calculada y medida de una etapa más, con los factores habituales y con un resultado también habitual, introducir la variable Alberto Contador es voltear toda la secuencia de cabo a rabo para obtener un resultado indefinido. Eso es lo que sucedió ayer en una de las etapas de ciclismo más espectaculares que recordamos.
Para los que no pudieran ver lo que pasó es muy sencillo: De salida, ataca Contador, un repecho y una bajada más o menos técnica valían, como él mismo explicó, para poner en fila de a uno el gran grupo. Atacar y no parar, no mirar hacia atrás, atacar hasta que haya un corte, entre quien entre y sea donde sea; pero atacar, tensar, proponer espectáculo, algo muy distinto a lo diseñado para otro día más de ciclismo.
A rueda de Contador estuvo Quintana, estuvieron dos Movistar, dos Tinkoff y algunos avispados más… Con esto fue suficiente para pillar en bragas al Sky, -papelón ayer el del Sky- para pillar con el pie cambiado a Froome y también a Chaves… Desde ahí, hasta el final, es decir toda la etapa una lucha constante y organizada con el desenlace que todos pudimos ver…
Resumen: Impresionante, excitante, excelente, grandioso, CICLISMO, en mayúsculas.

No ganó, la etapa, no consiguió situarse en entre los tres primeros de la general; pero se ganó algo mucho más trascedente en el tiempo, se ganó el reconocimiento unánime de todo el público ciclista, consiguió aún más cariño de la gente y propició, por ejemplo, que hoy desde un medio tan modesto pero tan ciclista como El Tío del Mazo, digamos que este es el ejemplo a seguir para los ciclistas que quieran ser grandes en el futuro, que deben tomar nota de lo que es competir como lo hace Contador.
Nosotros lo hemos llamado el espíritu de Fuente Dé, dónde el indomable Contador dio otra de sus lecciones de lucha y competitividad, donde casi nadie lo esperaba… Ayer este espíritu volvió a resurgir en Formigal, los espectadores pudimos ver una jornada memorable de ciclismo y lo que es más importante: Nos enamoramos un poco más de este deporte… ¡Muchas gracias Alberto!

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