Por Techo Díaz.- Si disponen de 7 minutos y les gusta el ciclismo, tómense un respiro en su vida diaria. Siéntense frente al monitor, agranden la pantalla en su móvil y abran una bolsa de palomitas.

El tiempo ha forjado en nuestra memoria una imagen de Miguel Indurain como el mejor contrarrelojista de todos los tiempos, con hitos como Luxemburgo y Bergerac como obras cumbre de esta disciplina casi extinguida hoy en las grandes vueltas. Un mito al que el propio Miguel, humilde como siempre ha sido, contribuye a seguir alimentando, al declarar sin ningún tipo de rubor que él no era bueno en la montaña.

Emocionaba verle decir esto mismo hace unas semanas en la presentación del centenario del Giro, donde acudió como estrella de la presentación y donde el conductor de la gala le definió como realmente le corresponde, un caballero de la bicicleta.

Miguel hizo gala de esta actitud recordando que él ganaba las carreras contra el crono, y que en montaña se limitaba a administrar su ventaja. Tal vez fuera cierto en algunas ocasiones, pero… ¿fue así como ganó todas sus carreras? Su primera victoria de etapa en el Tour fue en una jornada de montaña, y el primero de los cinco entorchados lo cimentó en una soberbia bajada junto a Chiapucci. Y… ¿alguien se acuerda de lo que pasó en 1995?

Pasen y vean. 7 minutos de historia del ciclismo con la voz del añorado Pedro González y el aún imberbe -en términos televisivos- Pedro Delgado. Lo que hace Indurain en la Plagne es una auténtica contrarreloj cuesta arriba. Y nadie, absolutamente nadie, es capaz de seguirle. Casi nunca lo necesitaba, cierto, pero si era preciso, así se las gastaba el de Villaba en la montaña.

 

 

Y si se han quedado con ganas de más, aquí está la versión larga…

 

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