Por Techo Díaz.- Ser profesional no es una cosa que se aprenda de un día para otro. La veteranía es un grado y en el de ciclista, como en todos los oficios, hay muchas cosas que no te enseñan en la escuela, sino que vas descubriendo por ti solo a base de mucho dolor de piernas y de muchas equivocaciones. Salvo que tengas un “hado padrino” o un capitán de los de verdad, de los que no sólo dan órdenes sino también consejos que valen su peso en oro.

Gracias a las redes sociales y al excelente trabajo de algunos periodistas con patillas a veces alguno de estos secretos salen a la luz. Como el de la penúltima grupetta, desvelado por Fran Reyes en un serie de tweets que recogían las sensaciones de algunos ciclistas que disputaban por primera vez el Giro de Italia y que han servido de base para un artículo que podrá leerse en Ciclismo a Fondo.

Aparte de retratar día a día la dureza de una carrera de tres semanas también han servido para reflejar algunos secretos del pelotón, como el de la penúltima grupetta. Cuentan los que saben de esto que si un día estás mal de fuerzas no debes quedarte en el último grupo que se forma, sino en el penúltimo. En el último se sube más lento, pero se baja a toda velocidad y se acelera en el llano, mientras que en el penúltimo se sube algo más rápido, pero se baja con más tranquilidad y se llanea también de forma razonable. Gajes del oficio.

Curiosidades que no se aprenden en gimnasio, ni en los entrenos, sino conociendo los códigos de cada prueba y de cada pelotón. Este consejo se lo dio Omar Fraile al novel Julen Amezqueta y según cuenta el de Willier-Southeast le fue de gran ayuda. No es para menos. Lo fácil era pensar que la última grupetta es la que va más tranquila, no que iba a volar en los descensos…

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