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“OperaciĆ³n Astana”: la clave para desbancar a Dumoulin es que se entiendan entre ellos

Por Techo Díaz.- Una vez más, La Vuelta lo ha conseguido. A tres días del final todavía no se sabe quién ganará la ronda ciclista. Cierto que esta ocasión ha estado plagada de errores, que las etapas que no ha diseñado Purito han sido algo menos vistosas que en ocasiones anteriores y que corredores y directores sin gran sentido de la caballerosidad han arremetido contra ella, pero ha logrado algo que el Tour parece incapaz de conseguir, que haya emoción en la tercera semana de carrera. Es más, puede ser que la Vuelta de los 11 finales en alto la acabe ganando un contrarrelojista. Eso es lo que queda por ver en los próximos días, una lucha de todos contra Dumoulin, al que algunos llaman ya “el Indurain de los años 10”.

Imagen de la crono de Burgos
Imagen de la crono de Burgos

Tras la contrarreloj de Burgos, las cosas quedan muy apretadas. El holandés cumplió su papel y voló en la crono, metiéndoles una minutada a sus rivales escaladores. Pero se quedó corto. Porque la minutada osciló entre la minutada y media a Quintana y el 1’53” que le sacó a Fabio Aru. Por no hablar del sorprendente Valverde, al que sólo le endosó 1,08″. Purito Rodríguez, sin embargo, sí cumplió con lo eesperado y se dejó lo habitual en una especialidad que siempre ha sido la cruz en su carrera, el gran obstáculo que le apeó del sueño de ganar el Giro y que, él ya lo sabía, probablemente sea otra vez una losa para vestir de rojo en la Castellana.

Pero La Vuelta no está ni mucho menos sentenciada. Si los escaladores desperdiciaron una bala en Asturias, Dumoulin ha hecho lo propio en Burgos. Todos ganan en su terreno, sí, pero nadie remata la faena. Y ahora la carrera está abierta para Fabio Aru y el Astana, pero también para un grupo de aventureros. Riaza puede ser el nuevo Fuente De, y Cercedilla el Destilerías DYC del 85. O puede ser la reedición del Giro de este año. Un equipo muy superior al resto incapaz de entenderse al que le acaba birlando el triunfo un corredor en forma.

Precisamente ahí está la clave para que uno de los equipos con más presupuesto de todo el pelotón, el Astana, cierre la temporada con una gran vuelta en su palmarés. La Vuelta no esrá ahora en la piernas de Fabio Aru, sino en las de Mikel Landa, Diego Rosa, Darío Cataldo, Luis León Sánchez, Alejandro Zanotti y Andrey Zeits. Echarán de menos a Tiralongo, por no hablar del siciliano que se agarraba a los coches. Pero con todo, el bloque es imponente. Entre todos, y atacando sin complejos, deberían ser capaz de descolgar a un Dumoulin que está más sólo que la luna.

Pero deben correr con inteligencia. Ya no quedan finales en alto, así que ya no vale el modus Armstrong (copiado y mejorado por el Sky de Froome) de endurecer el puerto y dejar que el líder ataque a 3 kilómetros del final. Si quedase uno sólo, aunque fuese un tercera, Aru tendría ganada la Vuelta, pero mira por dónde no es así. Y lo que supone un engorro para los kazajos, resulta un alivio para el holandés y un puntazo para los aficionados. Veremos ciclismo distinto.

Astana debe correr con inteligencia y con unidad. Ya no vale que Mikel Landa busque triunfos de etapa. En sus piernas y en las de Diego Rosa está el triunfo de Fabio Aru, y aunque el alavés tenga un pie dentro del Sky daría una lección de profesionalidad y pundonor luchando hasta el final por su jefe de filas, como hizo Richie Porte con Froome en el Tour a pesar de que se iba al BMC. El futuro es suyo, pero en ese brillante porvenir que se está ganando a pulso tendrá precisamente que competir contra Fabio Aru, Tom Dumoulin y Nairo Quintana. Estos son días para hacer amigos.

En el Giro, la formación azul corrió descolocada, sin estrategia clara ni patrón de ataque definido. En La Vuelta ha dado algunos signos de lo mismo, como en la subida a Ermita del Alba, donde el equipo tiraba pero Fabio marchaba en las últimas posiciones del grupo. Lo bonito de este final de Vuelta es que es precisamente eso, de lo que más carece el equipo kazajo, lo que se le pide para ganar la ronda. Estrategia.

En Astana
En Astana hay mucho capo suelto. Foto de Kristof Ramon.

Pero ese no es el único peligro para el corredor holandés. Mientras unos agitan el árbol (y Astana está obligado a hacerlo) otros pueden recoger las nueces. Purito, Majka y los dos Movistar no están tan lejos en la clasificación general, aunque necesitan una machada. No vale el rush de Purito en el último kilómetro porque no hay último kilómetro. Si queremos reeditar lo de Perico en el 85 (aquello fue tan grande que hasta Chaves, Nieve o Moreno podrían intentarlo) hay que jugarse el todo por el todo y esperar que detrás no se entiendan entre ellos. Es complicado.

Pero más allá de la opción azul existen dos posibilidades. Majka tiene poco que decir. Una cuarta plaza es un buen resultado y, aunque es todo un experto en fugas no le dejarán marcharse, así que poco puede hacer salvo esperar. Los que cuentan son aquellos que tiene doble baza. A Dani Moreno le puedes dejar irse en una escapada, pero vaya. Está a 3’46”. Si se duermen mucho gana la Vuelta y firma un glorioso zas en toda la boca a todo el pelotón internacional. Si le cogen, al menos habrá desgastado a sus rivales mientras Purito descansa.

Y lo mismo con la dupla Movistar, que ayer firmaron una crono que todavía no acaban de creerse. Está claro que los de Unzué han mejorado en la especialidad, basta ver a Dowsett, Malori y Castroviejo, pero lo de ayer superó todas las expectativas, y despeja una duda que venían arrastrando toda la Vuelta. Aún tienen fuerzas y no han tirado la toalla. Tanto Valverde como Quintana saben lo que es ganar una grande, y no les vale para nada ser quintos. Ni siquiera el podio les consuela. Así que se pueden jugar el todo por el todo. A veces las derrotas, cuando son honrosas, generan más afición que las victorias. Es la ocasión de oro para reconciliarse con una afición que, sin poner en duda su valía, si cuestionó en muchas casos la estrategia conservadora pre Alpe d’Huez del pasado Tour. Ahora no hay ropa de guardar, se puede nadar hasta la boya.

Así que no, Dumoulin no tiene ganada la Vuelta, aunque siga siendo el gran favorito. Equipos y corredores están demasiado acostumbrados a decidir las grandes rondas en finales en alto y ahora tendrán que improvisar. Resulta paradójico que una carrera como La Vuelta, con 11 finales en alto, se vaya a decidir en un descenso, pero quizás eso es lo que estaban buscando. Podremos criticar muchas cosas como el despropósito de la primera etapa, los problemas con las motos y la realización de TVE, pero otra vez lo han vuelto a lograr. Emoción hasta el último día y un final fuera de lo común. La estrategia vuelve a contar en el ciclismo, y eso es muy bonito. Si estos días no nos decepcionan, tenemos un gran final de Vuelta.

Federico Martín Bahamontes bebiendo
Si Federico disfruta nosotros disfrutamos. Foto del Facebook de La Vuelta.

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