Por Techo Díaz.- Hay quien afirma que, si hablas con las plantas, éstas crecen más. Así lo afirmaba, por ejemplo, Cleve Backster, un ex agente de la CIA que en los años 60 hizo varias pruebas a estos seres con la ayuda de un polígrafo. Sostenía el estadounidense que, si les manifestabas afecto, el polígrafo detectaba en las plantas algo parecido al bienestar o a la satisfacción, mientras que si te acercabas con unas tijeras o con fuego se evidenciaban signos negativos y de rechazo ante esta amenaza.
No fue el único en defender esta teoría. Ilustres colegas como Marcel Vogel y Pierre Paul Sauvin llegaron también a conclusiones parecidas y aún hoy la ciencia no tiene una respuesta definitiva al porqué de estas reacciones, generalmente materializadas en pequeños y casi imperceptibles movimientos.
Cada uno, claro, es libre de creer lo que quiera y actuar en su consecuencia, pero si aceptamos, aunque sólo sea por un día, la premisa de Aristóteles de que las plantas tienen alma entonces sería verdaderamente cruel no sacarlas a montar en bicicleta.
Eso, o tal vez el mero afán lucrativo, es lo que ha llevado a una imaginativa emprendedora a crear las plantas para bicis, una tendencia que está arrasando en Georgia, Estados Unidos, o si no arrasando por lo menos gustando tanto para que a día de hoy tenga varios productos agotados.
Las plantas en cuestión se venden a través de Etsy, la web especializada en la compra venta de productos hechos a mano, y son bastante monos. Van desde los 22 hasta los 33 euros y, en realidad, lo que se vende es la maceta. Está especialmente diseñada para acoplarse a la bicicleta, sea al cuadro o al manillar hay los hay de diferentes tamaños y colores.
Una vez recibido el artilugio, el propietario sólo tiene que ponerle tierra, flores y a pedalear. Supongo que debe ser un reto conseguir que la planta elegida dure mucho tiempo pero desde luego, si al final se demuestra que tiene sentimientos, no se podrá quejar: aire libre, buenas vistas, conocer mundo y todo sin nada de esfuerzo, mientras su dueño en cuestión se desgañita dando pedales.
También habrá claro, bicis que no les vaya para nada este rollo y prefieran ir de flor en flor, pero de todo hay en la viña del señor. Les dejo, eso sí, con unas cuantas fotografías sobre este ingenioso invento. Y una reflexión: que lástima que lo de Mazo y Jardín del día 28 fuera todo un fake. Hubiera dado tanto juego…
