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8 cosas que molan de una bicicleta eléctrica

Por Techo Díaz.- Cuando dentro de dos años sea el futuro, esto es, el 21 de octubre de 2015, todos tenemos asumido que los aeropatines voladores estarán a la orden del día, y que los DeLorean, también voladores, funcionarán con energía nuclear extraída de la basura orgánica. Lo que nunca nos dijo Marty McFly es que ocurrirá con las bicicletas.

Descartado el prototipo E.T. ante la preocupante falta de extraterrestres en las películas de nuestra década, todo me indica a pensar que en el futuro -y más aún, en nuestro futuro como personas- tendrán un papel decisivo las bicicletas eléctricas.

Hoy, gracias a la cortesía de In Bycicle We Trust y al buen hacer de Sergio Quero, he tenido el placer de probar dos bicicletas modelo Kettler y mantener un agradable debate sobre los usos que dar a esta máquina del futuro, antigua ya en gran parte de Europa, pero que en España aún es una gran desconocida. En nuestro país se venden ya más bicicletas que coches, pero sólo una pequeña parte (unas 20.000 en 2011) son eléctricas, un segmento de mercado que sin embargo crece en Europa por encima del 22%.

¿Qué tiene esta máquina del futuro para estar conquistando el mercado allende nuestras fronteras? Pues principalmente, muchas posibilidades de uso. Sirve para un montón de cosas. Aquí os dejamos unas cuantos argumentos de peso para todos aquellos que estén planteándose hacerse con una bici eléctrica.

1. No sudas. Además de las evidentes ventajas estéticas y olfativas, permite por ejemplo ir al trabajo en traje, o mejor aún, en verano. Lo que hace una bicicleta eléctrica es algo así como empujarte, lo que te permite regular la velocidad a la que quieres ir sin necesidad de realizar un esfuerzo que se traduzca en un baño de sudor, haga el tiempo que haga o montes el tiempo que montes

2. Haces deporte. Ir en bici eléctrica no es cómo ir en moto. No te quedas sentado mientras la bici va moviéndose sola. Tienes que pedalear, como en cualquier bicicleta, solo que tienes una pequeña ayuda. Una pregunta muy común entre los no iniciados es ¿cuánto coge está bici? La respuesta es muy sencilla: lo que tú seas capaz de pedalear, como en cualquier bicicleta. En modelos como la Kettler la bici te ayuda a alcanzar casi sin esfuerzo los 26 kilómetros/hora, pero a partir de ahí dependes de tus patas o de la inclinación del terreno, por lo que una bici eléctrica no corre más que una bici normal, simplemente cansa menos. Y con todo, haces deporte, mucho más que en un sillón o que en un coche.

3. Evitas peleas. Muchas parejas discuten por causa de la bicicleta. Ocurre cuando ellas quieren salir en bicicleta y ellos se hacen los remolones. O incluso al revés. O, por cubrir todas las posibilidades, entre parejas del mismo sexo. Muchas veces suele deberse a que uno de los miembros de la pareja está más en forma que el otro o le gusta más el ciclismo. La convivencia entre los dos tipos de bicicleta es posible, ya que como explicábamos, no por ser eléctrica la bici va más deprisa. Ello permite a las parejas hacer más excursiones y pasar más tiempo juntos. Y es que lo de pedalear sin cansarse tiene su rollo.

4. Puedes hacer el Camino de Santiago. O mejor aún, subirte a los Pirineos. Y es que desde luego lo que más sorprende de una bicicleta eléctrica es la facilidad con la que se suben las cuestas. Hacerte una ruta pirenaica por el Tourmalet y compañía es posible sin estar necesariamente en forma, y disfrutar de las montañas en bici es una auténtica pasada. Sin duda, uno de los grandes usos de este tipo de bicicletas es el cicloturismo.

5. En bici con 90 años. Salvo casos excepcionales, la gente no monta en bici a partir de los 90. Hay incluso quien lo deja un poquito antes, a pesar de haberse movido en bici durante toda la vida. Y es que las fuerzas van haciéndose más justas con los años. Por eso este modelo es ideal para gente de cierta edad que no quiere renunciar a uno de los placeres más sanos del mundo: montar en bicicleta

6. Evitas atascos, insultos y estrés. La bici eléctrica es ideal para desenvolverte en una gran ciudad. Evitas los atascos y, sobre todo, quedarte calvo del estrés y los insultos. Con tu mata de pelo puedes esquivar aglomeraciones yendo a la misma velocidad media que un coche en una ciudad, unos 26 km/hora sin mucho esfuerzo. Y aparcas antes, claro.

7. No contaminas. Esta ventaja es obvia y en nada se diferencia de una bicicleta normal, pero había que ponerla. El dióxido de carbono no mola nada porque hace que los pingüinos se queden sin casa y un montón de barbaridades más, y se podría evitar gran parte del mismo si nos ahorrásemos coger el coche para trayectos que podemos evitar

8. No te cansas. Por último y no menos importante: no te cansas. Da igual la edad que tengas, si estás o no en forma, que seas de Madrid o seas de La Coruña. Da igual. Lo importante es que si un día te apetece subir un montañón sin cansarte o moverte por la ciudad en plan relax puedes hacerlo. Montar en bici es un deporte, pero también es placer, no lo olvidemos nunca. Y disfrutar de ello, con este tipo de bicis, está a la alcance de cualquiera. Intuyo que ese es o será, sobre todo, la clave de su éxito.

 

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