Por Techo Díaz.- O no, porque en este mundo traidor nada es verdad ni mentira, todo depende del color del cristal con que se mira. Eso, que tan claramente expresó Ramón de Campoamor, ya lo sabían Shakespeare, Manrique y Calderón de la Barca, así que al triatleta norteamericano no le debe haber pillado por sorpresa que la sociedad en la que nació, creció y vendió pulseras ahora le de la espalda con el mismo fervor que antes le idolatraba.
En menos de lo que tarda Nike en quitar un patrocinio, hasta los dibujos animados hacen mofa y escarnio del antiguo chorvo de Sheryl Crowd. En concreto, la serie South Park, ácida, corrosiva y por momentos verdaderamente brillante no ha tardado ni una semana en hacer leña del ciclista caído.
En un capítulo que se emite hoy mismo y del que sólo se conoce el anuncio promocional, la irreverente serie presenta un argumento singular: los protagonistas participan en una campaña puesta en marcha en todo el país para retirarse las pulseras que el exciclista estadounidense lanzó en el 2004 para conseguir fondos para su fundación contra el cáncer.
Aunque no se cita expresamente al texano, tampoco hay que haber estudiado en Salamanca para captar el símil. Ni para imaginarse a cientos de estadounidenses arrancándose con asco la pulsera que antes lucían con orgullo. Lúcida pero cruel, o quizás irónica, la serie arremete sin tapujos contra el ángel caído de norteamérica, el hombre que nunca dio positivo, pero sobre su culpabilidad no parece ahora haber ninguna duda. Mientras siguen con atención -y enormes boles de palomitas con mantequilla- el arranque de una nueva temporada de la NBA.
