Y si una imagen vale más que mil palabras, a saber lo que vale una imagen del mazo reposando.

La imagen, creedme, no tiene precio. Cuanto no hubieran pagado Nibali o Scarponi por verle así en el Giro, o el propio Contador en el Galibier, cuando le atizó con toda la fuerza con la que no pudo ni rozarle en los tours anteriores.

El tío lleva un año tremendo, atizando sin parar. Le dio a los Schleck en toda la crono, a Cancellara en todo el año, a los Geox en toda su historia y al siete veces campeón del Tour en las Antípodas. Porque no olvidemos que el Tío del Mazo empezó su temporada en enero, corriendo el Tour Down Under y obligando a Lance Armstrong a dejar el ciclismo para siempre.

Y luego que si la París-Niza, que si las clásicas de primavera, que si la Tirreno Adriático, que si la Volta, que si el Tour de Romandía, que si la Dauphiné, que si el Tour de Suiza, que si el de Polonia, que si la Vuelta a Burgos, que si la clásica de San Sebastián… Súmale el Giro más duro de la historia y el Tour, que siempre cae en verano, mira la foto y dime si no te entran luego ganas de arroparlo.

Pues ni se te ocurra. El tío es más perro que Niebla y aunque pueda parecer que se mueve menos que Don Pimpón en una cama de velcro es sólo porque está ganando tiempo. Es lo que en su argot se conoce como el reposo del macero: los tres días previos a la Vuelta a España, en la que, dadlo por seguro, va a repartir de lo lindo.

Y es que el Tío del Mazo tiene muchas caras. Es violento, ladino, arpío y maleante y nunca sabes cómo se te va a presentar. Lo han visto con patillas, con bigote o hasta en rollo charlatán con botellas de limoncello, pero siempre con mala leche y en la curva que menos te lo esperas. Que no hablamos de una simple pájara. Hablamos del Tío del Mazo, un tipo que ya era viejo cuando Indurain no tomaba Danacol. Que se las sabe todas el jodío.

Que apure su descanso. Más le vale. Este sábado empieza la Vuelta y el martes ya tiene trabajo. Lo que vienen siendo 23 kilómetros de puerto, a eso de las cinco de las tarde, con el calorcito del verano. Pero nadie dijo que fuese a ser fácil subir Sierra Nevada. Se acabaron las vacaciones. Comienza el ciclismo del bueno. Y el Tío del Mazo como siempre, ya está aquí, dispuesto a ser testigo y protagonista de excepción. Algo me dice que va en serio. Luego no digan que no hemos avisado, mazo reposado vale por dos.

Por Techo Díaz

 

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